Plan anticrisis para el fortalecimiento de la seguridad alimentaria en la región ante el COVID19
Publicado: Mar Jun 23, 2020 8:41 am
Introducción:
El sector agropecuario y la agricultura familiar de Centroamérica y República Dominicana, está
afrontando una crisis histórica que se agudiza por el impacto económico y social que genera el
COVID-19. La emergencia sanitaria y la crisis económica que le sigue pone en una situación crítica
a la región.
Por un lado, las medidas que los gobiernos han implementado para el combate al COVID 19 que
en muchos casos por la emergencia no fueron graduales, han afectado gravemente al sector
agropecuario y con mayor fuerza a los agricultores familiares.
La situación económica y social del sector agropecuario y principalmente de los agricultores
familiares cooperativistas, las asociaciones y empresas cooperativas, los grupos y productores
individuales a este momento de la pandemia que suma en promedio 45 días de emergencia en la
región es crítica. La afectación económica y social crece y junto a ella la inseguridad alimentaria.
Se han perdido los trabajos eventuales del sector rural, las actividades diversas para la generación
de ingresos están congeladas por las medidas de cuarentena, y muchas de estas familias al no ser
parte de los registros y bases de datos de los gobiernos no han recibido ningún tipo de apoyo social
como alimentos o bonos sociales.
Por otra parte, en Centroamérica y República Dominicana, una gran cantidad de unidades de AF
se auto financian con remesas de familiares, las cuales se han reducido drásticamente, ello reduce
también la capacidad de producción alimentaria.
El desempleo aumenta ante el cierre temporal de algunas empresas por problemas de suministros.
Esos desempleados rurales y urbanos requieren alternativas de apoyo especial; es decir, las familias
rurales están en una línea crítica que los lleva a la inseguridad alimentaria y a esta realidad se suman
las familias urbanas de bajos recursos.
Por lo anterior, se pone en evidencia que el sector agropecuario es fundamental y la agricultura
familiar es un aliado protagónico en toda la región, pues produce la alimentación básica de la
región: maíz, frijoles, arroz, maicillo, verduras, frutas, hortalizas, huevos, miel, lácteos, carne de
res, cerdo, aves y pescado entre otros. Sin embargo, también concluimos que es el sector productivo
más vulnerable, al no contar con políticas públicas de reactivación y desarrollo. Carecen de
infraestructura productiva (sistemas de riego, transporte, almacenamiento, maquinaria), no hay
líneas de crédito para los productores de alimentos básicos, tienen altos costos de producción y
bajos precios de sus productos. Lo más grave es que les toca competir en reglas desiguales con
otros sectores; con los TLC que impactan negativamente la producción y comercialización nacional
y que imposibilitan que la región desarrolle soberanía alimentaria
La crisis que ya venía enfrentando el sector, la paralización de actividades productivas, aunado a
la perdida de los trabajos eventuales rurales, ha impactado en el desarrollo económico y social de
más de 2.5 millones de agricultores familiares de la región. A esto se suma la limitada posibilidad
de trasladar los productos al mercado, que acrecentará las perdidas.
En el contexto de la entrada del invierno, se vuelven urgentes las labores agrícolas de cooperativas
y productores de cereales dado que deben preparar los suelos en espera de la época de lluvia para
sembrar. Previendo que esa producción saldrá hasta en agosto, existe el riesgo de escasez de
alimentos y con suerte podrán realizarse algunas importaciones sin embargo no olvidemos que esta
crisis es mundial por lo que debe actuarse con urgencia para reducir todas las afectaciones posibles
a la seguridad alimentaria a través del aumento de la capacidad productiva de los países.
Por lo anterior, las organizaciones que conforman la Plataforma de Diálogo Regional Rural- PDRR
Centroamérica y República Dominicana, analizando la crisis en la que ya hemos entrado y que si
no se apoya al sector agropecuario, principalmente a la agricultura familiar, se visualizan dos
grandes problemas la inseguridad alimentaria en primer línea de los agricultores familiares y
seguidamente de la población en general, consideramos necesario y urgente atender con apoyos
urgentes, puntuales, concretos que permitan la revitalización y fortalecimiento de la producción de
alimentos apoyando y destinando recursos, desarrollando acciones estratégica e implementando
medidas de urgencia para revertir la crisis en la que ya hemos entrado.
Para efectos de esta propuesta se entenderá por agricultura familiar, “un modo de vida,
caracterizado por la realización de diversas actividades agropecuarias, pesqueras, acuícolas,
agroforestales, artesanales, de procesamiento, prestación de servicios de carácter rural y urbano;
predominando el trabajo familiar tanto en las parcelas familiares como las formas asociativas de
producción.”
1PAFCIA pág. 34 (2018)
Descarga
http://forociudadano.do/wp-content/uplo ... -COVID.pdf
El sector agropecuario y la agricultura familiar de Centroamérica y República Dominicana, está
afrontando una crisis histórica que se agudiza por el impacto económico y social que genera el
COVID-19. La emergencia sanitaria y la crisis económica que le sigue pone en una situación crítica
a la región.
Por un lado, las medidas que los gobiernos han implementado para el combate al COVID 19 que
en muchos casos por la emergencia no fueron graduales, han afectado gravemente al sector
agropecuario y con mayor fuerza a los agricultores familiares.
La situación económica y social del sector agropecuario y principalmente de los agricultores
familiares cooperativistas, las asociaciones y empresas cooperativas, los grupos y productores
individuales a este momento de la pandemia que suma en promedio 45 días de emergencia en la
región es crítica. La afectación económica y social crece y junto a ella la inseguridad alimentaria.
Se han perdido los trabajos eventuales del sector rural, las actividades diversas para la generación
de ingresos están congeladas por las medidas de cuarentena, y muchas de estas familias al no ser
parte de los registros y bases de datos de los gobiernos no han recibido ningún tipo de apoyo social
como alimentos o bonos sociales.
Por otra parte, en Centroamérica y República Dominicana, una gran cantidad de unidades de AF
se auto financian con remesas de familiares, las cuales se han reducido drásticamente, ello reduce
también la capacidad de producción alimentaria.
El desempleo aumenta ante el cierre temporal de algunas empresas por problemas de suministros.
Esos desempleados rurales y urbanos requieren alternativas de apoyo especial; es decir, las familias
rurales están en una línea crítica que los lleva a la inseguridad alimentaria y a esta realidad se suman
las familias urbanas de bajos recursos.
Por lo anterior, se pone en evidencia que el sector agropecuario es fundamental y la agricultura
familiar es un aliado protagónico en toda la región, pues produce la alimentación básica de la
región: maíz, frijoles, arroz, maicillo, verduras, frutas, hortalizas, huevos, miel, lácteos, carne de
res, cerdo, aves y pescado entre otros. Sin embargo, también concluimos que es el sector productivo
más vulnerable, al no contar con políticas públicas de reactivación y desarrollo. Carecen de
infraestructura productiva (sistemas de riego, transporte, almacenamiento, maquinaria), no hay
líneas de crédito para los productores de alimentos básicos, tienen altos costos de producción y
bajos precios de sus productos. Lo más grave es que les toca competir en reglas desiguales con
otros sectores; con los TLC que impactan negativamente la producción y comercialización nacional
y que imposibilitan que la región desarrolle soberanía alimentaria
La crisis que ya venía enfrentando el sector, la paralización de actividades productivas, aunado a
la perdida de los trabajos eventuales rurales, ha impactado en el desarrollo económico y social de
más de 2.5 millones de agricultores familiares de la región. A esto se suma la limitada posibilidad
de trasladar los productos al mercado, que acrecentará las perdidas.
En el contexto de la entrada del invierno, se vuelven urgentes las labores agrícolas de cooperativas
y productores de cereales dado que deben preparar los suelos en espera de la época de lluvia para
sembrar. Previendo que esa producción saldrá hasta en agosto, existe el riesgo de escasez de
alimentos y con suerte podrán realizarse algunas importaciones sin embargo no olvidemos que esta
crisis es mundial por lo que debe actuarse con urgencia para reducir todas las afectaciones posibles
a la seguridad alimentaria a través del aumento de la capacidad productiva de los países.
Por lo anterior, las organizaciones que conforman la Plataforma de Diálogo Regional Rural- PDRR
Centroamérica y República Dominicana, analizando la crisis en la que ya hemos entrado y que si
no se apoya al sector agropecuario, principalmente a la agricultura familiar, se visualizan dos
grandes problemas la inseguridad alimentaria en primer línea de los agricultores familiares y
seguidamente de la población en general, consideramos necesario y urgente atender con apoyos
urgentes, puntuales, concretos que permitan la revitalización y fortalecimiento de la producción de
alimentos apoyando y destinando recursos, desarrollando acciones estratégica e implementando
medidas de urgencia para revertir la crisis en la que ya hemos entrado.
Para efectos de esta propuesta se entenderá por agricultura familiar, “un modo de vida,
caracterizado por la realización de diversas actividades agropecuarias, pesqueras, acuícolas,
agroforestales, artesanales, de procesamiento, prestación de servicios de carácter rural y urbano;
predominando el trabajo familiar tanto en las parcelas familiares como las formas asociativas de
producción.”
1PAFCIA pág. 34 (2018)
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